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Desde el Yáquimo

Mujer

Ser madre es maravilla

Cuando confirmé mi primer embarazo, hace ya veintiseis años, supe que mi vida había cambiado de forma radical; ya nunca más pude dormir las mañanas, ya nunca más respiré con alivio.

Cualquier síntoma, normal o anormal, es motivo de alerta para una madre, se disfruta desde la primera patadita hasta la dolorosa contracción, nada reconforta más que verlo sonreír angelical mientras dormita. No descansas por velar su sueño, no desmayas por verlo crecer, es una fiesta  el primer dientecito, los primeros pasos, la alegría es indescriptible cuando dice mamá...

Tampoco cuando crece tendrás respiro, estarás pendiente de sus amigos, salidas, relaciones, estudios, triunfos y fracasos. Rreirás si ríe, llorarás cuando esté triste, vivirás su vida porque la tuya ya no tendrá otra razón.

Ser madre es desprenderse de todo por darlo todo, ser madre es disfrutar y es también sufrir; una madre es aquella mujer que teniendo dos caramelos y dos hijos, dirá siempre que no le gusta la golosina; cuando se es madre se es ternura y fuerza en unión perfecta porque sencillamente, ser madre es maravilla.

Y aquella muchachita se hizo mujer

Yaima García VázquezCuando vine a vivir en la Calle C del reparto El Batey, en este municipio del suroriente cubano, lo que más llamó mi atención fueron los niños, en especial una pequeña tímida, rubia y delicada como una flor. Hoy, a diez años de mí llegada a este emblemático sitio, vuelvo a sentirme especialmente conmovida. Frente a mí está aquella muchachita, pero se me antoja un ser especial porque tiene una linda historia que contar.

-“Inmediatamente después de graduada, comencé un diplomado de Terapia Intensiva y Emergencias en La Habana, con una duración de tres meses, donde la parte práctica se hacía en la provincia a la cual cada uno pertenecía, en mi caso, aquí, en el municipio de Amancio. No se había cumplido el mes de práctica, cuando me llamaron a cumplir la misión en Venezuela”.

-¿Lugar específico de la patria de Bolívar?.

-“En el Estado Aragua, en la ciudad de Maracaibo. Allí atiendo todo tipo de pacientes, pero las emergencias ya sean de niños o embarazadas se destinan a los hospitales del gobierno.”

-Experiencias...

-“Millones….desde pacientes que llegan a los hospitales y por no tener dinero no son atendidos y pierden la vida en los pasillos, otros, cuando vienen a nuestras manos ya son insalvables; a veces, gracias a los grandes esfuerzos que hemos hecho logran salvar sus vidas, de ahí no quieren atenderse si no es con los médicos cubanos”.

-¿Qué le ha dado esta misión a tu vida profesional?

-“¡Mucho!, de hecho he aprendido a hacer muchas cosas que aquí todavía no hubiera realizado, en los tres años que se hace una residencia no lo hubiera hecho. He atendido todo tipo de pacientes y todo tipo de emergencias; pacientes infartados, con insuficiencia cardiaca, politraumatizados, ya sean por accidentes o por disparos, en fin…casos que aquí no son frecuentes”.

-Para los jóvenes médicos como tú, ¿qué aportan estas experiencias?

-“Es, en primer lugar, la oportunidad de cumplir con la Revolución que nos forma, que confía en nosotros, que nos impulsa a ayudar a otros, no solo en Cuba, también en otras partes del mundo. También conocemos cómo viven otras personas, aprendemos de su cultura y llevamos la nuestra; en Venezuela, ayudamos a su proceso, para que continúe y se perfeccione”.

-¿Cómo es uno de tus días en Venezuela?

-“¡Tormentoso!, tú tienes mucho trabajo, en los días de trabajo uno no tiene tiempo ni de pensar en la familia, solo se piensa en ella en los momentos que estás, por ejemplo, en una posguardia, si es que tengo tiempo de descansar”.

-¿Nostalgias?

-“Las nostalgias son, como dije, los días de posguardia, cuando tienes una jornada tranquila, que son muy pocas. Estrés es mucho, no sabes en qué momento te va a llegar una emergencia, tú estás pensando solo en lo que puede llegar, solo en eso, no hay tiempo para más”

-Serás toda una profesional cuando termines...

-“Bueno, estoy haciendo dos especialidades a la vez, Terapia Intensiva y Emergencias y Anestesiología y Reanimación. Además, tengo un compromiso con la patria, con mi familia y conmigo misma: salir adelante, enseñar a todo el que se relacione conmigo, a conocer lo que es en realidad un proceso socialista como el nuestro, en fin, ser una joven digna, orgullosa de vivir en Cuba”.

Yaima García Vázquez tiene ahora 24 años de edad, junto a cuatro intensivistas y demás personal de la salud de Cuba y de Venezuela atiende a quienes necesitan de un médico o de un amigo en el Centro de Diagnóstico Integral en la ciudad de Maracaibo, Estado Aragua; sigue siendo pequeña, tímida, rubia y delicada como una flor.

-“Soy así, pero pienso en los demás y estoy segura de que ahora sí soy una mujer”.