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Desde el Yáquimo

Ser madre es maravilla

Cuando confirmé mi primer embarazo, hace ya veintiseis años, supe que mi vida había cambiado de forma radical; ya nunca más pude dormir las mañanas, ya nunca más respiré con alivio.

Cualquier síntoma, normal o anormal, es motivo de alerta para una madre, se disfruta desde la primera patadita hasta la dolorosa contracción, nada reconforta más que verlo sonreír angelical mientras dormita. No descansas por velar su sueño, no desmayas por verlo crecer, es una fiesta  el primer dientecito, los primeros pasos, la alegría es indescriptible cuando dice mamá...

Tampoco cuando crece tendrás respiro, estarás pendiente de sus amigos, salidas, relaciones, estudios, triunfos y fracasos. Rreirás si ríe, llorarás cuando esté triste, vivirás su vida porque la tuya ya no tendrá otra razón.

Ser madre es desprenderse de todo por darlo todo, ser madre es disfrutar y es también sufrir; una madre es aquella mujer que teniendo dos caramelos y dos hijos, dirá siempre que no le gusta la golosina; cuando se es madre se es ternura y fuerza en unión perfecta porque sencillamente, ser madre es maravilla.

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